martes, 26 de agosto de 2008

Nuevas generaciones 2

Angèlica está desolada. No encuentra su "chumet. Su chupo al que le rima todo lo acabado en oso... baboso, pegajoso, asqueroso, oloroso, cochambroso, mohoso... pero eso acabado en oso no es importante para ella. Es su chumet y punto.
Hoy no lo encontramos. Y es la hora de hacer la siesta...
Extraigo de una cajita preciosa, cinco chumets nuevos, anatómicos, ergónomicos, aerodinámicos, "especialmente adaptados para el paladar de su hija", con control antifungico y alerta de seguridad, de facil limpieza y potenciadores para un facil aprendizaje de la lectoescritura...
Se lo explico, me mira con cara de "te los chuparás tu". Coje una fuerte bocanada de aire y exclama con un sentmiento desolador " Nooooo, quiero mi chumet"...
Le creo... Busco el chumet... No lo encuentro.
La divina providencia me ilumina... Voy hacia una cajita en el último rincón de su baul de juguetes. Alli encuentro un chupo. No es su chumet pero si el de su bebé.
- Chiqui, encontré el de tu bebé. ¿ Lo quieres? No tengo nada más que ofrecerte.
No se si fué el ver mi agonia, o mi cara desfigurada, o los pelos de medusa en manicomio o el corazón en trocitos, que me responde feliz
- Si mami, este si. Este si quiero.
Uffff!
Nos vamos a hacer la siesta. Estamos estiradas en la camita. Me abraza y me dice:
- Mami el oto dia no enconté el chumet y yo llodaba...
- Si, es verdad...
- Y tu, ¿Que me dijiste?
- Te dije que tan pronto nos despertaramos de la siesta lo iriamos a buscar.
- Si mami, lo vamos a buscar en intednet. ¿Vale?

Y se durmió feliz.

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